A la lejana


Cuento tu piel con mis pasos,
y tus dedos me nombran
lejanos recuerdos tocan
en amplios desiertos son charcos,
allí bebo mi alimento mi sopa
como una planta, como un carro
pobre, ando sin ropas, sin cosas.
Y sólo con las dichas me embarro
me tapo, hasta la última fosa.
Sobre mí crece el pasto
y en el aire escaso
tu voz ríe y ríe como pianos,
y sopla latidos sobre mi losa.



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